La discreción es buena suerte,
que libra al hombre de la muerte.
En las riquezas hay gran maldad,
que quitan al hombre la seguridad.
Quien da todo lo suyo antes de su muerte,
merecen que le den con un mazo en la frente.
De las cosas perdidas no te debes doler,
y en las imposibles no debes creer.
De las cosas mal ganadas,
limosna no hagas.
El consejo de la mujer no lo tengas en vano,
pues muchas veces es provechoso y sano.
Quien de la enfermedad quiere sanar,
con medicina contraria la ha de curar.
El que no lo es o se finge ser amigo,
este es más cruel y peor enemigo.
El envidioso es de mala condición,
que por dañar a otro quiere su perdición.
Los que confían en los dados,
muchas veces son engañados.
De la mujer guárdate, yo te ruego,
que su carne quema como el fuego.
Poco vale la oración,
del que no tiene devoción.
Ejemplo es bueno y castigo verdadero,
ir mas seguro por la carretera que por el sendero.
